¿Cómo lo cuido o cómo lo guardo? ¿Lo estoy protegiendo? y ¿de qué lo protejo?
Dios en su palabra en el libro de proverbios nos enseña a través de Salomón:
«Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón porque de Él mana la vida». Pr. 4.23
Es importante recordar que en nuestro corazón tenemos el fundamento de la fe que es Jesucristo. Entonces siguiendo la palabra, lo guardaré, lo cuidaré y lo protegeré como nos enseña nuestro Papá.
Dos formas:
Exterior: Saber a quién le abres el corazón, sea en el entorno que sea (en toda situación primeramente a nuestro ABBA- Padre). No a todos tienes que exponer tu vida (hablamos de contextos como el trabajo, estudio, etc).
Interior: También guardamos y protegemos nuestro corazón con lo que pensamos y decimos, dice su palabra que “de la abundancia del corazón habla la boca” Mt. 12.34b. Cuidamos así el corazón de Nuestro Padre celestial “Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti” Sal. 19.14.
Como hijos no nos toca criticar, comentar ni prestar nuestros oídos a nada que no edifique, tampoco podríamos criticar a un incrédulo, ¿Cómo podríamos hacerlo? si no tiene a Jesús. Nos toca amar, ayudar, levantar y trabajar para llevar las Buenas Noticias a todo lugar como hijos, cuerpo etc. Entonces es vital atesorar la palabra de Dios en nuestros corazones, dedicar un tiempo a tu amigo Jesús para conocer y amar más su corazón, SU PERSONA ¡que es maravillosa!, respetarlo y tener su sabiduría (pidámosle).
“Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía“ Stg. 3.17, porque al guardar la palabra de Dios en nuestros corazones van a nacer pensamientos y decisiones guiadas por el Espíritu Santo y el fruto del Espíritu crecerá (Gálatas 5:22-23). Crecerá por su gracia, porque Él nos ayuda en todo.
👉🏻Hoy tenemos un desafío para nuestro día a día, que guardemos, protejamos y cuidemos nuestro corazón, porque de él “Mana la vida”. Tienes al Rey de reyes allí habitando, a Jesucristo, así tendrás esa vida abundante que nos habla en Juan 10: 10 Nosotros ya no practicamos el pecado, gracias a Jesucristo y su obra en la cruz, vivimos en Jesús. Vivimos por su Gracia y Misericordia.
¡¡¡Que Dios te bendiga Ricamente!!!
Cris Bellini