Hoy en día hay más conciencia, más recursos, más entrenamiento… pero no más envío efectivo a los no alcanzados. Veamos esto con lupa misionológica, bíblica y pastoral:
1. Falta de estructuras de envío: Muchas iglesias y agencias aún no tienen mecanismos bien definidos para acompañar, sustentar, cuidar y respaldar al candidato a largo plazo.
2. Temor y falta de fe: Muchos sienten el llamado, pero se paralizan al ver los desafíos económicos, familiares o espirituales. La fe es proclamada, pero no ejercida.
3. Movilización sin discipulado: Hay pasión, pero no siempre profundidad. Si la movilización no está anclada en una vida de obediencia radical a Jesús, se vuelve solo un estímulo emocional.
4. Liderazgos que no sueltan: Pastores y líderes muchas veces no quieren “perder” a sus mejores miembros y desincentivan el envío.
5. Pobre cuidado integral: La falta de estructuras de cuidado hace que los enviados no duren, o que los interesados se desanimen antes de salir.
6. Movilización centrada en eventos: Mucha actividad, poca continuidad. Las campañas, congresos o cursos generan emoción, pero no están acompañados de seguimiento ni procesos reales de formación y envío.
OREMOS por cada uno de estos pun tos para movilizar efectivamente a las iglesias y que los lideres tengan vision y pasion por las almas que aun no conocen a Cristo.
Oremos que la iglesia entienda la urgencia de la obra misionera porque hay un solo mediador entre Dios y los hombres y a Este debemos de hacer conocido en las naciones.
