En el relato de la caída del hombre y la mujer descrito en el libro de Génesis, el pecado entra en el mundo y con este la muerte, incluyendo la enfermedad. Evidentemente, en todo el curso de la historia, la humanidad ha dado muestras de enfermedad en todos los aspectos. El colectivo expresa la condición de cada individuo, así que todos necesitamos desesperadamente de sanidad.
Más allá de los descubrimientos científicos y avances tecnológicos, somos una de las generaciones más ansiosas y enfermas que vivió sobre la Tierra. El entorpecimiento que producen las pantallas, la alimentación inadecuada, la fragilidad de los vínculos afectivos y los valores distorsionados, son factores que potencian nuestra condición.
Sin embargo, a través del sacrificio de Jesús en la cruz, la sanidad está disponible para todos. Descubramos juntos en este mes el camino de la sanidad; meditando, escudriñando, permitiendo que el Espíritu Santo nos revele nuestras áreas de enfermedad y que con su toque nos pueda traer sanidad.