
De acuerdo a un nuevo estudio, gritar, denigrar o amenazar verbalmente a los menores puede ser tan perjudicial para su desarrollo como los abusos sexuales o físicos.
El estudio, publicado en la revista académica Child Abuse & Neglect, revisó 166 trabajos anteriores para elaborar un análisis detallado a partir de la bibliografía existente sobre el tema. Los autores piden que el abuso verbal infantil tenga su propia categoría de maltrato, para facilitar la prevención.
El maltrato infantil se clasifica actualmente en cuatro categorías: abuso físico, abuso sexual, abuso emocional -del que forma parte el abuso verbal- y negligencia, y este estudio puede servir de base a las estrategias de prevención y tratamiento.
"El maltrato verbal infantil necesita desesperadamente ser reconocido como un subtipo de maltrato por sus consecuencias negativas a lo largo de toda la vida", afirmó en un comunicado la profesora Shanta Dube, autora principal del estudio y directora del Máster en Salud Pública de la Universidad de Wingate.
El estudio, que analizó el impacto de los gritos de adultos como padres, profesores y entrenadores, citó varios trabajos que sugerían que los efectos duraderos del abuso verbal en la infancia pueden manifestarse en forma de angustia mental, como depresión e ira; síntomas de exteriorización, como cometer delitos, consumir drogas o perpetrar abusos; y consecuencias para la salud física, como desarrollar obesidad o enfermedades pulmonares.
Este último estudio encontró que un potencialmente significativo "cambio en el abuso infantil puede estar ocurriendo", ya que la prevalencia de abuso emocional infantil ha aumentado mientras que el abuso físico y sexual han disminuido, según artículos de 2014 de la Organización Mundial de la Salud y otros cuatro documentos citados en el nuevo estudio.
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Lo impensado ya está suficientemente establecido por medio de estudios clínicos: la violencia verbal hacia los niños es comparable con el abuso físico y sexual.
Como sociedad y como parte de la Iglesia en particular, debemos tomar acción frente a esta situación tan grave que está dejando consecuencias en nuestros niños.
Oremos
Padre celestial venimos a ti por nuestros niños y ante esta realidad que se ha ignorado por demasiado tiempo. Ayúdanos como padres, abuelos y aún cómo maestros a entender como este comportamiento afecta a nuestros niños. Trae sabiduría y entendimiento a tu pueblo para que podamos marcar la diferencia.
En el nombre de Jesús amén.
Noela Rebollo